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DELICATESSEN
Olga Ramos se “reinventó” el cuplé, dándole su máxima expresión, descubriendo sus más recónditos matices. Hizo de él una exquisitez o, para decirlo de manera más sofisticada, una delicatessen.
Daba igual que el cuplé fuese frívolo, picaresco, sentimental, cómico o dramático porque a todos les daba el punto, infiriéndole fundamento para deleite de los gourmets más exigentes.
Los que tuvieron la oportunidad de degustar un cuplé cocinado por Olga ya no fueron capaces de digerir otros, aún si venían en un envoltorio sugestivo.
Escuchar el cuplé a Olga Ramos se convirtió en una experiencia casi religiosa y más aún en su local que, por derecho propio, ella transmutó en templo del género, catequizando al espectador.
Sorozábal comentó en cierta ocasión: “Esta mujer debería dedicarse sólo al violín”. Tenía razón el maestro pues su valía como concertista era incuestionable pero… nos hubiéramos quedado sin esa delicatessen.
Olga María Ramos
viernes, 23 de febrero de 2007
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